No me da vergüenza

O pequeño poemario escrito tras leer libros de la Editorial CILC

Por orden de aparición:

Oscuridad
Leer. Pensé que las cosas
podían quedarse quietas.

No quiero ser seria.

Quiero un caracol-de-tela
en los ojos como monstruos
llorando de abandono
porque no quiero monstruos.


Inconvenientes cotidianos I
Hacés el té
todas las mañanas
desde ya no sé que mes.

Yo me siento en la cama
con mi pelo de tela-araña
y te miro
y pienso
que si fueses un personaje
de mi serie favorita
te echaría a patadas
de tu propia casa
por decirme ciertas cosas

mientras todos aplauden
en el "detrás de escena".

Pero tengo miedo.
Y además te amo.


Conversación
-Muerto el amor, sólo habrá plegarías.
-Callate, querés? Que necesito dormir.


Cuerpito gentil
Son las cuatro
de la madrugada
de un sábado
de música apestosa

y hombres como hormigas
buscando pasar la noche.

Cuando salgo hace mucho frío
y me pongo la campera enorme
la de colores, esa que parezco
un jueguito infantil o una vieja
gorda y cansada.

Las chicas que pasan se ríen de mí
entre dientes o carcajadas
aunque se mueren de frío
-y de ganas-
ante los hombres-hormiga.

Yo me encapucho más
y camino hasta tu casa,
para desnudarme
y dormir con diez frazadas.


Inconvenientes cotidianos II
Siempre que llego acá
hace frío
llueve
hay desorden
y la habitación está cerrada
-con llave-.

Hoy limpié TODO
y encontré tinta china.
Hice dibujos en las paredes.

Ahora es de noche
y está todo negro:
la tinta
las paredes
las palabras.
TODO.

Por eso no te invito seguido,
acá.

No hay más que miedos.
Y los hombrecitos de tinta china
me comen la boca.


Eso no se dice, eso no se hace
Cuento cuadernos:
uno
dos
tres
cuatro
cinco
seis.

También hay una caja,
que contiene cuatro o cinco más
rayados y cuadriculados y lisos.
Y hay hojas sueltas
y una carpeta -llena- con letras
de cuando tenía menos de trece:

estaba triste y quería morirme.

Ahora, al menos
lo segundo ya no es una opción.


a, b, c, d, p
en mi abecedario
la única letra que no entiendo
es la que encabeza la palabra
que denomina
al principal integrante
masculino
de una familia.


Imaginate
Sentada en el medio
de la habitación,
con una manta -azul-
cubriéndote las piernas.

Hace frío. LLueve.
Las heladeras del mundo
están chillando,
y vos,
sin darte cuenta,
hablas:
semi-vigilia
.
.
.
.
.
.
.
la puta madre que te pario.