Desde el fondo de las cosas;
raíz, tierra protectora.













postales hechas a mano
para los amigos de lejos y cerca
cada una, única en su especie
Hay especies desconocidas gestándose en el fondo del cuerpo
entre paredes y signos, entre pequeños espacios y tormentas.

Nadie sabe aún si las flores llegarán a marzo
con esa furia con la que aprendieron a crecer en otros meses,
entre esos papeles que supimos regalarnos y aquellas piedras
que cayeron desde lo inesperado hacia lo vívido.

Nadie sabe aún si las piezas completarán el juego
con esa suerte de principiantes que ya no hemos de tener,
entre estas semanas que quisimos dibujarnos y esos espacios
que invadieron desde afuera hacia lo interno del envase.

Hay países desconocidos olvidándose en el fondo de una taza
entre líquidos y canciones, entre pequeños universos y extrañezas.

Y es que nadie sabe aún, pese a ser primeros y reyes de lo creado.
Cada tanto un adoquín.
Manuela sabe que la tierra
es reina madre de los hombres.
Su cara de niña, de mujer hambrienta
se pregunta si en las manos
de esta reina que es amante
hay espacio para ella
y sus ojos de serpiente.

Cada tanto un viento rojo
en su espalda como un puente
caminado con las babas
de la inmensa esclavitud.

Cada tanto un soplo, un correr entre la niebla
de persona acostumbrada
a los políticos reinados
y elegidas abstinencias.

Manuela se pregunta
porque sabe
que en cuestiones de raíz
y nombramientos absolutistas
las respuestas se hacen agua
para esta tierra que cada tanto
ya no es fertil.
amigo cielo
contame la historia
de las lluvias de verano
y el por qué de las hormigas
que de la tierra brotan
con surcos como heridas.
contame
que se hicieron las mañanas
de la infancia calurosa
donde un hombre era un secreto
y una estrella el tibio hogar.

rey de las nubes
contame que pasó
con las luces de la noche
y su sucia inmensidad.

amigo cielo
llevame
a los huecos que en el sol
son hogar para mi sueño.










un oso que es una postal que espera una casa
Extracciones de la virtualidad II

· era una chica agradable
· no sé que onda
· era normal
· pero decía la calor

venga valiente ¡salta por la ventana!

alrededor de una nave
que es una casa
alzada con frazadas en invierno
y botellitas de agua en el verano
clavé una repisa de madera, blanca
donde deposité con sumo cuidado
cincuenta y tres gemas de colores.

una a una
alumbran con la luz
de algun sol valiente
el adentro de la nave
donde duerme su rostro
de pequeño exilado
del paisaje hipócrita del cosmos

que con manos urgentes
nos lanzó hacia adentro
y por suerte resistimos
y viajamos tan lejos
que al fin se nos hizo imposible
volver a tocarlo.

a ese, el mundito cuadrado
donde los hombres fabrican
con la sed
un castillo de papel
a punto de prenderse fuego
y dejarnos sin dulce.

y digo que resistimos, a ese cosmos
para quedarnos en esta nave
que es la casa
levantada con los ojos
de un futuro, quizá manicomio
pero nunca puntas de un cuadrado.

cuaderno estampado cosido a mano
este se convirtió en regalo y se fue
Qué mejor, amor
que levantar la voz
y que suene doble.
desde la terraza
en un aeroplano de papel
puedo yo volarme el cuerpo

puedo yo volarme el alma
desde la planta verde de mis pies raíz

puedo yo volarme el cuerpo
en un aeroplano de papel
desde la terraza