La quietud me desconcierta:
Todos esos cuadros, sus colores
de dulce estrangulación en la nada, de cómica
inmovilidad, de esos ojos
que miran en la noche
debajo de los cielos dormidos, buscando
un nombre para ahogar.
¿Por qué no toco mis manos
y me llevo, a tientas
en esta noche de nadie?

La quietud me desconcierta.
Pero bailar es quebrar la pintura
a la que pertenezco.