venga valiente ¡salta por la ventana!

alrededor de una nave
que es una casa
alzada con frazadas en invierno
y botellitas de agua en el verano
clavé una repisa de madera, blanca
donde deposité con sumo cuidado
cincuenta y tres gemas de colores.

una a una
alumbran con la luz
de algun sol valiente
el adentro de la nave
donde duerme su rostro
de pequeño exilado
del paisaje hipócrita del cosmos

que con manos urgentes
nos lanzó hacia adentro
y por suerte resistimos
y viajamos tan lejos
que al fin se nos hizo imposible
volver a tocarlo.

a ese, el mundito cuadrado
donde los hombres fabrican
con la sed
un castillo de papel
a punto de prenderse fuego
y dejarnos sin dulce.

y digo que resistimos, a ese cosmos
para quedarnos en esta nave
que es la casa
levantada con los ojos
de un futuro, quizá manicomio
pero nunca puntas de un cuadrado.