"Nada peor que el artista que considera que su misión no consiste en otra cosa que en encontrar una voz propia e inconfundible.

(...)

La técnica le concedía 10 o 15 segundos para que se separase de la cámara y acudiese a la escena que iba a ser fotografiada, pero cuando se producía el clic que detenía el tiempo, no había nadie tras la cámara. Es el autor de lo mejor de su obra: nadie, un desconocido mediante
el cual trataba de formularse a sí misma y, también, por qué no decirlo, salvarse."


Sobre Francesca Woodman
EL MUNDO 8/11/04