Esta manía de saberme en partes
en terrones de sal, en agujeros
de la lana de un pullover;
esta forma inmensa
de reconocerme sin formas

cada mañana, cuando olvido los desayunos
y concentro en los ojos
las imágenes de llovidos duelos

me lleva a comprender la astuta vitalidad
de quienes no concentran
las ranuras de sus maderas
en rajaduras inmensas.