Santa Rosa inundó su casa. Yo duermo sentada en un rincón.
A veces creo que sólo la soledad, el espacio continuado con mi yo latente, puede salvarme.
Otras, simplemente, redescubro que de lejos amo más.
De todas formas, no por eso prefiero este agujero en la tarde. Mejor serían sus ojos de reno en mis senos.