Allí se usan, también recurrentemente, figuras relativas a la luz: todo lo demás es un crescendo (o más bien un descenso) arrebatado, quizás buscando, como se dice, la disolución de la distancia entre la poesía y la vida. Escribe: Sobre negros peñascos se precipita / embriagada de muerte / la ardiente enamorada del viento.
[...] No muchos poetas han puesto así el cuerpo.

Estanislao Giménez Corte
-extracto.